Hoy no he ido a un concierto normal, si no al concierto elevado a la máxima potencia: La Ópera. Y además a una grande del último genio de la Ópera Italiana: Turandot, de Giacomo Puccini.
He de admitir que es mi primera Ópera, y quizás por eso me ha encantado y he disfrutado como un niño, boquiabierto durante sus tres actos y sin perderme ni un detalle. Pero también diré, a mi favor, que Carlos González Abeledo (un grandísimo entendido y conocido en el mundillo), estaba hoy en la representación y afirmó que había sido "la mejor escena de los enigmas que había visto en su vida".
Gran estreno el mio con la Ópera, que promete convertirse en una relación larga.
Fin de la obra
Teatro Campoamor tras la representación
* Esta vez me permití el lujo de disfrutar de la actuación, de principio a fin, sin mi cámara, por eso sólo puedo ofrecerles este par de fotos hechas con el teléfono. Para compensarlo amplío la galería con esta otra, que hice hace unos meses en Lucca, el pueblo natal de Puccini, en la Toscana Italiana.
Escultura de Giacomo Puccini en Lucca, su pueblo natal
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